SOLEDAD Y TRISTEZA
La Soledad de la noche
se sienta a descansar,
con vestido y gran derroche
de una oscura crueldad.
En sus ojos un destello,
el vaho de su aliento.
Se repeinaba el cabello
danzante ante el viento.
Espera a su amiga Tristeza
sentada con mirada aviesa.
«¿Oh, dónde estará?
¿Me hará esperar más?».
Y mientras, sentada, se armó de paciencia.
A la gente observaba, con reticencia.
«A la gente veo
y de ellos me alejo;
no pueden verme,
¡que no se me acerquen!».
Y así continuó, toda la noche.
El reloj miró: ¡ya son las doce!
Por fin la vio: ¡la Tristeza llegó!
«Hola, amiga mía. ¿Cómo te va?»
«Siéntate, maja, que te voy a contar».
Y toda la noche pudieron tener
una larga charla hasta el amanecer.
Olivier G. Durán
#NoSoyPoetaSoyTodoIgnorancia
CRÉDITOS
Fotografía: archivo personal del autor